Spike!
ofrece su cobertura del partido y el postpartido Dökkàlfar – Trituradores de Khorne.
El partido entre los elfos oscuros y el Caos
degeneró en una monumental reyerta que influyó decisivamente en el criterio del
árbitro halfling designado por el comité de competición. Sin el control del
colegiado, los jugadores se enzarzaron en un frenesí violento que acabó
beneficiando al equipo caótico.
Que la violencia es
inherente al bloodbowl es algo que todos los practicantes del deporte rey
tienen que asumir. Al parecer, en adelante será algo que también deberían tener en cuenta
los aficionados que acudan a los partidos del Bloodbowl Championship. Desde
luego, si lo que Zargh Káh “el Aberrante” quería eran almas que saciasen el
apetito de los dioses oscuros, el partido que enfrentó a su equipo contra los
Trituradores de Khorne debió ser todo un regalo para sus ojos.
La organización del
campeonato había puesto toda la carne en el asador para este partido,
consciente de que gran parte de la prensa deportiva y la práctica totalidad de
los aficionados, daban por segura la victoria enana en el otro encuentro de la
jornada. El partido entre los drow de Dökkàlfar y los Trituradores de Khorne,
en cambio, enfrentaba a dos equipos enrachados que habían demostrado estar muy
igualados en su primer enfrentamiento y que, al comienzo de esta jornada,
ocupaban el primer y el segundo puesto de la clasificación. Las aficiones
respondieron generando un ambiente electrizante y llenando el aforo del estadio
élfico, algo limitado debido a las obras que comenzaron pocos días antes y que
se prolongarán durante prácticamente un mes. Ocho mil elfos oscuros y otros
tantos hombres bestia – los que han sobrevivido a la gira de los Trituradores de tres encuentros
lejos de casa – animaban incansablemente a sus ídolos
mientras sus equipos calentaban sobre el terreno de juego, pero a medida que
se acercaba la hora prevista para el comienzo del encuentro, los cánticos fueron
derivando en abucheos y amenazas entre las aficiones. La palpable tensión
reinante en el graderío se trasladó al campo y los capitanes de ambos equipos,
Vallhall y Tròn’y “el Devastador”, decidieron sustituir el sorteo inicial por
una agresión conjunta al árbitro del encuentro, el halfling Pimpernell Morro, cuya
actuación durante el primer tiempo quedó ciertamente condicionada por el hecho de estar inconsciente.
Athel, el hombre bestia que suele patear por parte de los Trituradores de Khorne, se
hizo con el silbato del mediano y, ante la ausencia de árbitro sustituto, se
encargó de realizar el pitido inicial. Era la señal que todo el estadio estaba
esperando.
Pimpernell Morro en su etapa como jugador.
Mientras los pupilos de
“Igurin” arriesgaban de nuevo con una patada muy corta, en la grada ambas
aficiones cargaron en direcciones opuestas. Los Dökkàlfar reaccionaron con
soltura a la rápida presión caótica y cerraron el camino hacia el balón a costa
de trabar en un duro combate con los Guerreros del Caos a toda su delantera.
Este pequeño sacrificio permitió a Anstrok “el malévolo” hacerse con el balón y
vascular hacia la banda izquierda de su ataque, menos poblada por la defensa de
los de “Igurin”. Sin embargo, los Trituradores sorprendieron decidiendo, a instancias de su
entrenador, renunciar a una defensa convencional y se concentraron, en cambio, en tratar de acabar con la
mayor cantidad de elfos posible antes de recibir un ensayo, para luego atacar en
superioridad numérica. Confiando todo el flanco derecho de su defensa a Kittán
y el propio Athel, todos los Guerreros del Caos y el hombre bestia Abbark Rog
comenzaron a patear a los líneas drow que habían detenido inicialmente su
avance, hasta que consiguieron sacar del partido a Asturaêz “el carnicero”.
Al mismo tiempo que, en la tribuna,
la afición local se recuperaba de la embestida de los ‘ultracabras’ gracias al
empleo de diversas armas blancas que, al parecer, son totalmente legales en el feudo de los elfos oscuros, los Trituradores continuaban con su labor sobre el terreno de
juego. El siguiente de su lista fue ni más ni menos que la máxima estrella de
los Dökkàlfar, Tròn’y “el Devastador”, que acabó en el peor sitio de todos los
posibles: en la grada. Una potente embestida Batch’ka acabó con el blitzer en
medio del fondo ocupado por los radicales caóticos, que se dieron un festín con el
jugador adversario hasta que las fuerzas de seguridad del estadio pudieron
rescatarlo causando cuantiosas bajas entre la hinchada visitante.
En el ecuador de la
primera parte un error puntual cambió la suerte del partido: con el grueso de
los Trituradores de vuelta a las labores defensivas, Kittán y Athel pudieron
darse un respiro y vascular a posiciones de cierre. Anstrok decidió entonces
abandonar la protección de su delantera y avanzar para intentar conectar con el
blitzer Ar’yteö para buscar un ensayo rápido y recuperar efectivos, pero, lamentablemente
para los Dökkàlfar, Vallhall presionó sobre su movimiento ofensivo y el línea
drow se fue al suelo en medio de la primera línea caótica.
A partir de ese
instante, el partido resultó relativamente plácido para los Trituradores. Con
el oval en manos del bestia Dak Ta Ruk y dos jugadores más sobre el campo, Anarreg
Khan ordenó, como suele ser habitual, buscar la protección de la banda derecha
para proteger el avance del equipo. En esta ocasión, la ya conocida como “línea
Igurin” contó con algún efectivo menos del habitual, ya que Kittán y Horus II
se rezagaron para continuar con la grata tarea de patear elfos, aunque en esta ocasión con escaso
éxito. Solo Krêlk “el salvaje”, jugador con muchas cuentas pendientes con los
Trituradores, hizo peligrar con sus intentos suicidas de colarse a través de la
formación caótica el ensayo de Dak Ta Ruk, que finalmente se produjo al filo del descanso. Los
22 protagonistas ganaron el túnel de vestuarios justo cuando Pimpernell Morro
parecía recuperar la consciencia.
Dak Ta Ruk avanza en posesión del oval mientras los drows tratan de bajar a posiciones defensivas
La segunda parte se
presentaba muy cuesta arriba para el equipo local que, además, parecía que no
iba a contar con la ausencia de colegiado para favorecer su defensa. El
ambiente en la grada parecía así mismo algo más tranquilo. Quizá demasiado en opinión de
Hercèbùd “el Cobarde”, que propinó un derechazo al desdichado Pimpernell en
cuanto puso nuevamente un pie en el campo. Era, nuevamente, la señal que los insatisfechos
aficionados habían estado esperando: la algarabía por la agresión al colegiado
halfling provocó la inmediata reacción de los ultracabras que, habiendo tenido
más de diez minutos para olvidar la maestría élfica con las armas cortas,
cargaron nuevamente contra la tribuna de la hinchada drow, dando comienzo a una nueva serie de disturbios que se extendieron hasta el final del encuentro.
A pesar de todo, la
inferioridad numérica de los elfos impidió que los Dökkàlfar sacaran partido de
las faltas y los placajes ilegales que podían hacer para frenar a los
Trituradores que, además, siguieron imponiendo su fuerza en el medio campo. El
capitán del Caos, Valhall, sacó del campo al blitzer drow Werthgedà “el
Crédulo”, que debió ser atendido por las asistencias médicas a causa, cómo no,
de un derrame ocular, auténtica especialidad del equipo de Anarreg Khan.
Una nueva “línea
Igurin” llevó cómodamente a Horus II hasta las inmediaciones de la zona de
ensayo, donde los Trituradores se detuvieron para evitar que posteriormente los
Dökkàlfar recibieran con suficiente tiempo como para anotar. El hombre bestia
trató de ceder el honor de ensayar al Guerrero del Caos Angrok que, sin
embargo, se mostró incapaz de recoger el preciso pase de Horus. Finalmente el propio Horus II se encargó de
volver a recoger el oval y anotar su cuarto ensayo del campeonato.
Tras el final del
partido, que terminó sin pitido final, las hostilidades cesaron y
dieron paso a una extraña tranquilidad que envolvió a jugadores y aficionados
mientras abandonaban el estadio. Cuando Pimpernell Morro finalmente se
incorporó, minutos después del final del encuentro, los empleados de los
Dökkàlfar habían comenzado con el recuento de las víctimas sufridas por ambas aficiones: aproximadamente
doscientos hinchas habían cumplido el sueño de todo seguidor y también el de Zargh Káh
“el Aberrante”: dejarse la vida animando a su equipo.
Segunda "línea Igurin" del partido, ya en franca superioridad numérica caótica.
DECLARACIONES
POSTPARTIDO:
- “El Aberrante”, tan
serio como cabía esperar pero incluso más surrealista de lo normal, compareció en rueda de prensa sin admitir
ninguna pregunta de los periodistas:
“Estoy terriblemente
disgustado. No solo hemos perdido el partido, sino que además no hemos herido a
ningún adversario y no ha muerto ni un solo jugador. Mi único consuelo ha sido el público. Al menos la afición ha
estado a la altura y podremos llevar a cabo un gran ritual en honor a Slanesh gracias a ellos”.
“Podéis estar muy
seguros de que esto no va a seguir así. En adelante, sacrificaré un jugador,
elegido aleatoriamente, por cada partido que perdamos. Y para demostrar que
hablo totalmente en serio, empezaremos hoy mismo. Podéis ir a comprobarlo. Ese
incompetente de Jirktarg “el Solitario” ya está colgado en el palo más alto del
estadio”.
“Por lo demás, quiero
anunciar que, como todo el mundo ha podido apreciar, hemos comenzado una serie
de obras en el estadio con el objetivo de satisfacer las crecientes demandas
del público. Se invertirá una fuerte suma en habilitar palcos aptos para
sacrificios y ampliaremos la que en adelante se llamará ‘la grada del
sufrimiento’. Además, para nuestro próximo partido en casa, espero poder
desvelar una sorpresa que hará las delicias de nuestra hinchada. Piden sangre y
sangre tendrán”.
- Tras él, un exultante
pero reflexivo “Igurin” ocupó poco después su lugar frente a los medios:
“Es evidente que
estamos teniendo bastante suerte en los enfrentamientos igualados que nos hemos
encontrado hasta el momento. No sufrir ni una sola baja en cuatro partidos de
bloodbowl, que un elfo se caiga ante una mínima presión o que varios enanos
sean incapaces de volver en sí en todo un partido, es simplemente eso: suerte. Sin
embargo, tengo que decir en nuestro favor que la suerte hay que salir a
buscarla muy temprano por las mañanas. Y eso es lo que estamos haciendo:
trabajar y presionar a nuestros rivales. Hasta el momento ellos han fallado más
de lo debido y nosotros nos hemos aprovechado, eso es todo”.
“¿El entrenador drow?
No, no creo que esté ‘absoluta y completamente averiado’, no diría tanto... Es más, yo si fuera tú, tendría cuidado al hablar de él. He
tratado de tener una reunión con "el Aberrante" para preparar un poco la estrategia de cara
al partido de las estrellas en el que compartiremos banquillo, pero, al
parecer, estaba teniendo una charla técnica con uno de sus jugadores... Algo
sobre sacrificarlo en el altar a Slanesh que hay por aquí… En fin, nada malo, en cualquier caso. Eso lo que revela es que es un profesional y que se
toma en serio su trabajo. Eso me gusta”.
“No. No todo va viento
en popa, porque por enésima vez, nos han robado el dinero de la recaudación y
no puedo sino ver una mano negra que está tratando de compensar la aplastante
marcha de mi equipo. En condiciones normales Khorn ya estaría con nosotros para
el próximo partido, dispuesto a matar guardabosques, pero tendremos que esperar
una jornada más. El carruaje para transportarlo no es caro, pero no tenéis idea
de cuánto pretenden cobrarme los sucios guardias imperiales por el seguro de viaje. Y del extra por mascotas mejor no hablamos. Es una vergüenza”.
OTROS DATOS DEL
PARTIDO:
- El crack: Vallhall
sigue asombrando por su versatilidad en el juego. El Guerrero del Caos dio un
recital amedrentando al árbitro, capitaneando la persecución de drows de la
primera parte y manteniendo la primera línea caótica en la segunda, dejando
fuera de combate a un blitzer oscuro.
- ¡Vaya día! Si hubo
alguien que se fue más descontento que el pobre Pimpernell Morro del campo, ese
fue el “Pequeño Devorador”. Kittán se quedó sin probar sangre por primera vez en
varias jornadas, a pesar de los desesperados intentos del hombre bestia por
embestir a cualquier cosa que se moviese dentro de su campo de visión.
- El dato: el partido
frente a los Trituradores ha sido el primero en el que los Dökkàlfar, con el
mejor ataque de la liga, no han podido anotar un solo ensayo. Un partido para olvidar
ya que, además, no consiguieron bajas, ni pases que añadir a sus excelentes
estadísticas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario